sábado, 30 de abril de 2011

Escapada a Jerez





















Esto de irse uno haciendo maduro tiene sus desventajas (dolores en las articulaciones, recuperaciones de resacas, que los jóvenes se dirijan a tí como señor, etc) pero le estoy encontrando una gran ventaja: ahora estoy cumpliendo mis sueños. En mi caso, uno de los objetivos que tenía claros era tener moto [hecho] y al menos una vez en la vida, presenciar un Gran Premio de Motociclismo [hecho].

La planificación

La escapada estaba en mente desde hace más de un año, ya que recibimos una amable invitación de familiares de Alicia para visitar Jerez de la Frontera (MariTere) y bueno, puestos a elegir, ¿porque no ir en primavera?. Hace buen tiempo, los almendros han desplegado todo su colorido, los pájaros cantan y se produce la mayor fiesta motera de Europa.

El buen aficionado a las motos, motero de pro, sabe que esta última frase no es una licencia retórica, ya que Jerez no tiene el mejor circuito, ni el más grande, ni el más antiguo, pero cada año recibe las visita de más de 200.000 fieles de la religión de las dos ruedas y 50.000 motos, en una semana. Muchos de ellos, ya no van al circuito a ver las carreras. El ambiente festivo les basta y sobra para compensar el desplazamiento de cientos o miles de kilómetros desde cualquier punto de España y de Europa.

Como me gusta preprar las cosas con tiempo, en Noviembre ya teníamos los pasajes y las entradas preparadas. Conforme se acercaba la fecha de la escapada, fuimos ampliando objetivos. Ya que estamos en la peni, podríamos visitar a una pareja de buenos amigos que se han trasladado recientemente a Badajoz (Nuria y José María). Ya que el vuelo es a Sevilla, podríamos visitar la ciudad.

Jerez de la Frontera

Total que en estos dimes y diretes, se pasaron las semanas y meses. Cuando llegamos a Jerez, directos al circuito a ver los entrenamientos libres del viernes. Me sorprendió que mucha gente solo presencia los entrenamientos de la categoría reina: MotoGP y pasan del resto: Moto2 y 125. El sábado entendí porqué: la fiesta está fuera del circuito. En las carpas y chiringuitos de alrededor, en los múltiples campings (bendito GPS del Android), en Jerez en Arcos, el Puerto de Santa María, etc. Esto es un sinvivir: desayuno contundente, circuito, almuerzo rápido, circuito, espléndida cena, copitas, exibición de monturas, fiesta, cortes de encendido,,... y al día siguiente (domingo) otra vez lo mismo pero con más gente.

Pasado el GP, Jerez recupera la normalidad y nosotros un ritmo de vida más saludable. La familia de Alicia se porta de maravilla con nosotros: MariTere, Consuelo, Encarna, Manolo,... Tenemos guías expertos para visitar las cosas que uno no debe perderse si está por esas tierras (como las bodegas González Byass productores del Tio Pepe) y nos deleitamos el paladar: puntillitas, hacedías, pijotitas, tortillas de camarones, zurrapas, tostadas de manteca colorá, las carmelas, fino de Jerez, manzanilla de San Lúcar,...hmmmm

Extremadura y alentejo portugués

Satisfechos con la estancia en Jerez, pero prometiendo volver en Semana Santa en un pŕoimo viaje, tomamos rumbo a Badajoz por carreteras secundarias y desviándonos ligeramente para ver el Parque Nacional de Doñana. El bíblico Jardín del Edén existe y está en El Rocío, Huelva.

Llegamos a Badajoz un poco cansados, la tirada han sido más de 8 horas y casi 600 kilómetros. Menos mal que nuestros amables anfitriones nos dejaron dormir la mañana. Desde Badajoz vamos al Alentejo portugués: Elvas y Campo Maior. Fantástica visita personalizada a la Adega Maior (Bodega Mayor) y a la ciudad de Elvas. Para no perder la costumbre, seguimos con la excelente dieta mediterránea: sopa de tomate, marisco con arroz caldoso y pastelitos de Belem. ¡Cuanta razón tienen algunos tópicos!. Portugal ese ese vecino insuficientemente explorado y explotado. No conozco al portugués medio de la gran ciudad, pero en los pueblos la gente es tranquila, dulce y educada.

Al día siguiente cumplí otro pequeño anhelo visitando Mérida. Preciosa e histórica ciudad, es mejor de lo que esperaba. Ni en la mismísima Roma he visto un teatro romano tan bien conservado. Allí nos despedimos de nuestros amigos con un sincero abrazo y un nudo en la garganta. Tenemos muchas ganas de que vuelvan a Tenerife y ellos más.

Sevilla

Por la tarde noche, una tiradita de 350 kilómetros y llegamos a Sevilla. Primera impresión: esta gente no vive muy preocupada. Son felices, alegres y ruidosos. No sé si es fruto de la experiencia o de la suerte, pero poco a poco vamos acertando más con los hoteles a donde quiera que vamos. :-)

Al día siguiente, pateo por la ciudad como corresponde: magnífica Catedral de Sevilla (de momento, me quedo con la de Granada) y su Giralda mudéjar, los Reales Alcázares (Granada still wins), Torre del Oro, barrio de Triana, espléndido e impresionante Plaza de España, maravilloso Parque de María Luisa y de postre el tablao del Museo del Baile Flamenco. ¡Olé!

En fin que la escapada del fin de semana se ha convertido en unas vacaciones en toda regla de descubrimiento del sur oeste peninsular, de sus lugares y su gente amable. Este adjetivo tampoco es fortuito, sino deliberado y aplicable en toda su extensión semántica: digno de ser amado, afable, complaciente y afectuoso.