martes, 18 de agosto de 2009

Londres

Estas vacaciones de verano han traido mucho descanso, felicidad y un viajito a Londres.

Elegimos esta ciudad porque era inédita para Alicia y para mí, tiene mucho que ofrecer si te gusta patear las ciudades, el idioma es conocido y ambos la teníamos en el punto de mira desde hace tiempo.

Como todas las grandes ciudades del mundo, hay más sitios de obligada visita que horas disponibles, así que toca tomar decisiones.



En nuestro caso, evitamos la visita relámpago donde llegas con la lengua fuera, sacas la foto y te vas corriendo hasta el siguiente punto que tachar del manoseado plano. Churri, a la vuelta en casa, me leo bien el libro y te cuento donde hemos estado, porque es un sitio histórico y muy importante.

Preparativos

Con cierta antelación, ya hice un poco los deberes: visitar las webs específicas para turistas como Visit London, ver los documentales oportunos como el de Callejeros Viajeros y por supuesto comprar la guía oportuna de Lonely Planet. [Puede que en otro viaje me anime a comprarla en formato electrónico.]

También hice un par de salidas con la cámara de fotos nueva, para irle sacando el jugo y evitar echar mano del manual en plena faena. Por fin me decidí a dar el salto a las réflex digitales con la Canon EOS 500D. Por limitaciones económicas, de momento solo tengo el cuerpo y un modesto objetivo 18-55 cedido amablemente por Mario, que va de perlas para la iniciación.

Para evitar el paso por Madrid, optamos por un vuelo directo desde Tenerife a Londres, aunque saliendo desde TFS, con Thomas Cook. La cabina más sucia y polvorienta que me he encontrado. Primer error del viaje. :-/

Ponemos el pie en London

Lo primero que me sorprendió fue la capacidad para hacernos entender en su idioma y la inusitada amabilidad de los güiris ingleses. Bueno técnicamente, ahora los güiris eramos nosotros, pero es lo que tiene haberte criado en un destino turístico.

Por suerte, escogimos bien la zona del hotel: Earls Court. Está bien comunicado, es un barrio agradable de pasear y las casas tienen esa imagen de la Inglaterra victoriana. La guinda del pastel fue conseguir (con un poquillo de morro) una habitación más grande y que en el buffet del desayuno (al que casi nunca llegamos) servían el mejor café que probamos durante el viaje.

Después de esperar un largo rato rodeados de cientos de turistas por fuera del Palacio de Buckingham, caímos en la cuenta que en Agosto no está la reina y no hay cambio de guardia (Guard Mounting). Segundo error, pero como dice el refrán: from lost to the river, así que nos damos un garbeo por el cercano parque de Sant Jame's. Tomamos un caro y asqueroso café (en inglés a esto le llaman capuccino) y un muffin muy sabroso (especie de madalena) y te das cuenta que el suelo está limpio y no hay una bendita papelera a la vista.



Pasan los días

Nos vamos habituando a encontrar los sitios en el mapa, a pedir lo que necesitamos, etc. El tema del transporte está muy bien pensado: orientarse en el metro y pagar con la tarjeta de transporte Oyster es un juego de niños.

Otra de las sorpresas positivas fue que conseguimos comer decentemente. Alguna vez, cuando estábamos cansados, caimos en la tentación de lo fácil (McPollo) pero repetimos almuerzo en Pret a Manger, la franquicia de comida rápida sana. También descubrimos algunas joyas como un vegetariano a precios de risa del Soho llamado Mildred's y el exquisito restaurante francés La Trouvaille en Carnaby Street, que no olvidaremos. ;-)

Concierto

El sábado nos vamos de excursión, pero sin cámara y con lo puesto para el precioso Estadio de Wembley a ver el concierto de U2 de la gira 360º. Llegamos dos horas antes de que se abrieran las puertas, los primeros parece que llevan de acampada todo el día, interminable espera de pie hasta que entramos en el estadio: ¡guuuaaaaauu!. El escenario a plena luz del día ya impresiona.



Los primeros teloneros fueron The Hours, con el difícil papel de levantar los ánimos a un público que no ha venido a verte, hicieron un papel muy digno y al final consiguieron conectar con el púbico. Luego los segundos teloneros llamados Glasvegas abanderados por un insulso, arrogante y flacucho cantante dieron un recital de lo que no se debe hacer en directo. Lo mejor de su actuación fue su brevedad y el inicio de un tema, donde durante un monótono y simplista solo de la batería, la gente empezó a corear espontáneamente el We Will Rock You de Queen. :-P

Por fin, sale U2 al escenario. Los tenemos realmente cerca y no hay pisotones. El grupo lo da todo en el escenario, espectacular el despliegue de medios (sonido, iluminación, pantalla,..) y el público responde con coros y ovaciones. Mu profesioná. En resumen, sin duda mereció la pena. :-D

Todo lo bueno se acaba

El domingo lo dedicamos a visitar los mercadillos de Camdem, donde abundaban las baratijas para turistas y había más españoles que ingleses. Lo que no tiene precio es oír en un puesto un temazo salsero de una orquesta de tu isla a más de 4.000 Kms de distancia.

El lunes sesión doble: por la mañana visita al British Museum, que me impresionó mucho más que la National Gallery y por la tarde excursión a la preciosa y vetusta ciudad de Oxford. Ahora entiendo porqué rodaron algunas escenas de Harry Potter allí.

A la vuelta, un par de días para recuperar el cansancio y volver a la realidad, ya que estuvimos sin noticias de la gripe, ni de España, ni de la crisis Rexona que no nos abandona. Para los que quieran algo más visual, este es el enlace al álbum de fotos.

Si alguien tiene pensado ir a Londres, que me avise, porque le puedo pasar dos tarjetas Oyster que no conseguí devolver en la estacion de tren Victoria. ;-)